A tan solo tres horas de la Capital de la
República de Colombia, Bogotá, a un kilómetro de Duitama, en la vereda Tocogua;
los viajeros pueden llegar hasta un
lugar que despierta los deseos de ser campesino: el Pueblito Boyacense.
Pero lo que ve el visitante hoy, es producto
de un proceso extenso que finalmente dio vida a las construcciones que son admiradas
por su belleza y arquitectura por cada
visitante que llega al lugar.
El propósito inicial al
construir esta población fue mantener vivas las costumbres, los saberes, el
folclor y la tradición de una región colombiana que está tejida en
historia y que es permanencia de las manos creativas de cientos de
artesanos en las más diversas disciplinas.
Entrar a este espacio es ver como los que lo
habitan hicieron del color un derroche para que cada callecita, cada casa, cada
plazoleta sedujera al visitante por su arquitectura y por el colorido que arrebata
a quien camina por sus pequeñas avenidas llenas de plantas florecidas y
propuestas visuales que enamoran.
En ninguna otra parte se puede sentir más el
cariño que la gente profesa a la localidad que habita. El preciosismo de los
adornos; el color, que más que puesto sobre las paredes para enlucirlas
es como una caricia pigmentada según el gusto de quien en ese espacio existe.
Es allí, en el Pueblito Boyacense, en el que
uno se olvida del agite citadino, de los pitos que ensordecen la cotidianidad
en las ciudades, de las carreras sin rumbo, del ruido ensordecedor de las urbes
que nos acosan y desesperan.
Como al
viajero el tiempo se le va en mirar, admirar y tomar fotos a diestra y siniestra,
casi nunca le queda tiempo para cumplir con el itinerario programado. Pero en Boyacá, sabedores de
esto, crearon el Pueblito Boyacense, un lugar para visitar que alberga una
réplica de pueblitos como Monguí, Villa de Leyva, Tenza, Ráquira, Sáchica, Tibasosa
y El Cocuy.Como también el alma requiere de atención cuenta
con una hermosa capilla hecha en homenaje al protector de los animales,
“Francisco de Asís” y un monumento al Cacique Tundama que celebra al guerrero.
Así mismo el
visitante puede escoger entre las diversas propuestas gastronómicas que allí se
oferta o disfrutar de hoteles, hostales y centros de recreación que el Pueblito
Boyacense pone a consideración del público.
Y para que no
sea olvido para el viajero el caminar sobre este hermoso pedazo de Boyacá hay para
el recuerdo: artesanías, pinturas, esculturas, cuero repujado y tejidos en
macramé entre otras ofertas.Quise saber de
primera mano un poco de la historia de este lugar y fue el artista Luis Alfredo
Rojas Calderón, quien es especialista en obras de arte en cuero repujado quien
me la contó:
Me dijo que El Pueblito
Boyacense tiene 7 plazoletas y que cada una representa un pueblo de Boyacá de
los que en épocas anteriores ganaban el concurso del pueblo más bonito de
Boyacá cada año.
En los inicios el Pueblito
Boyacense, tuvo carácter de vivienda social y condicionado a que sería para
artistas y artesanos exclusivamente. Pero sucedió que en aquella época el lugar
estaba retirado de la parte urbana, no tenía vías de acceso ni servicios
públicos. Como los habitantes eran artistas y vivían de su oficio, empezaron a
sentir que estaban casi aislados y se les dificultaba tener entradas
económicas. Esto obligó algunos a vender las casas, a otros se las
embargaron o se las remataron y finalmente se cerró la urbanización; duró
cerrada como unos cinco años. Luego que se reabrió
el lugar empezaron a vender las casas a particulares y los nuevos
propietarios siguieron terminándolas. Pero muchos propietarios son artistas en
diversas expresiones. Para que hubiese control cada plazoleta tiene una
cartilla arquitectónica que impide que se pueda construir, sobre todo en la
parte externa, sin que esté aprobado por el Consejo de Administración y esto
tiene que ir a la curaduría de Duitama y de Tunja porque este espacio quedó
como patrimonio cultural del Departamento.A medida que se fueron
organizando los turistas empezaron a llegar y en un lapso de unos 5 años más o
menos se pasó de 5 mil turistas a 230 mil. Hoy son muchos más los turistas que
llegan hasta este lugar a tal punto que en temporada son miles los visitantes
cada día.
Hoy el Pueblito Boyacense
es un lugar que debe de estar registrado en la agenda de visita de todos los
viajeros tanto nacionales como internacionales. Es un territorio donde el arte
se expresa en las más diferentes manifestaciones y el pueblo mismo es una
postal para guardar en la memoria.
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