Bajo el nombre
de “Navidad, mi Cali bonita”, la Administración Municipal presentó a la
ciudadanía y a los cientos de visitantes que por esta época llegan a la Capital
del Valle, el alumbrado navideño.
Sitios como el
Parque de la Caña, la Base Aérea, el Ingenio, Alameda, Valle Grande, Granada,
entre otros fueron iluminados como parte del paquete cuya inversión fue de
12.780 millones de pesos.
Según los informes el montaje cuenta con más de 12 millones
de luces ubicadas en unos 200 mil metros cuadrados distribuidos en 54 puntos de
la ciudad.
Quienes nos limitamos a dar una vuelta por el Bulevar del
Rio, pudimos apreciar la iluminación en este sector de la ciudad.
Recorrer este espacio es sumergirse en un maremágnum de
personas que gritan, señalan, corren, caminan, observan, comentan y desfilan,
entre el bullicio que no cesa.
Uno encuentra vendedores de todo: de comidas, de luces, de
juguetes, de adornos, le invitan a posar para la foto, por mil pesos, a comer empanadas, rellenas, chorizos etc.
En el recorrido usted encuentra jóvenes ejecutando danzas
urbanas; indígenas que entretienen con sus bailes ancestrales, músicos que interpretan
sones fiesteros, mujeres bellas, otras
no tanto, parejas amorosas, parejas que se gritan, niños que lloran, otros que ríen;
pequeños de esos que hacen berrinche
porque no les compran un globo. Damas con perros en los brazos, perros que
arrastran a las personas por entre la multitud, amigos que saludan, amigos que
nos saluda, famosos, y otros buscando la fama; en fin, el recorrido es un
hervidero de gente, que va, viene, se toma fotos, comen mazorcas, toman cerveza
o simplemente caminan observando las luces puestas para la ocasión.
Usted se topa durante el recorrido: osos blancos, papás Noel
rojos, que no dicen jo jo jo, sino: tómese
la foto por mil; crispetas calientes, carne a la llanera, disfraces de monstruos
que aterran, dibujantes, pintores que en un santiamén le hacen un paisaje, chuzos,
chorizos en palito, olores a comida, olores a sudor, y caminantes fatigados que
quieren volver a casa a descansar de ese ratico de felicidad.